- Realizar un diagnóstico crítico de nuestra realidad pastoral en torno a este tema
- Proponer pistas para la renovación de nuestra práctica catequística sobre todo con adultos.
Ø El sacramento de
Nos dicen nuestros Pastores [1]
El conjunto de acciones que celebra
…
La iniciación cristiana es acción de Dios que, en una celebración eclesial, interpela al creyente, y, por ser una acción dialogal, es también acción del creyente que, en una comunidad eclesial, interactúa con
La celebración de la iniciación cristiana es una auténtica epifanía de
Ø Iniciativa de Dios
El diálogo de la salvación fue abierto espontáneamente por iniciativa divina: El nos amó primero (1ª Jn. 4, 19). En la iniciación cristiana se pone de manifiesto esta iniciativa totalmente gratuita de Dios ya que
Ø Interacción eclesial.
Entre la iniciación cristiana y
Ø La iniciación cristiana y el catecumenado.[7]
El catecumenado es un tiempo prolongado de formación en el que, quienes libremente participan, van transitando un itinerario litúrgico-catequístico, realizado en el ámbito de una comunidad cristiana, camino gradual y por etapas, no como peldaños que se suceden, sino como procesos de maduración en la vida de fe, vinculados unos con otros.
Este itinerario está jalonado de celebraciones, que van destacando la significación y contenido de cada momento, solicitando la respuesta libre y personal de los que participan y la transición del proceso. Por eso decimos que es un camino litúrgico y catequístico[8]: realidades que nunca deben separarse en la praxis pastoral; esto responde a la pedagogía misma de Dios: palabra y gesto, que se explicitan, manifiestan y accionan mutuamente, expectantes de la cordial respuesta de quienes son sus interlocutores.
El P. Esparafita nos aporta…
En el modelo catecumenal vinculamos la experiencia y reflexión de los primeros siete siglos de vida de la Iglesia. Este modelo podría sintetizarse en la célebre expresión de Tertuliano «cristiano no se nace, sino que se hace»,[9] y se estructura sobre la base de los textos del Nuevo Testamento que esbozan una cierta trilogía sincrónica en el devenir cristiano, constituida respectivamente por la predicación, por la fe-conversión y por la experiencia sacramental. En ese tiempo, caracterizado por una sociedad y culturas paganas, la mirada está puesta prioritariamente en los adultos a quienes para hacerse cristianos se les propondrá un itinerario complejo, multiforme, dilatado en el tiempo, para garantizar la seriedad de su conversión y formar los espíritus en el conocimiento de las Escrituras y en la estimulación de costumbres inspiradas en ellas. La celebración sacramental estará precedida de la aceptación explícita y libre de la fe en Cristo. Se pueden distinguir en este modelo cuatro etapas que se realizan conforme al discernimiento de los responsables: el precatecumenado, momento kerigmático o de primera evangelización, que sirve para madurar y afirmar una orientación inicial hacia Cristo; el catecumenado, que tiene una duración prolongada –unos tres años– y que supone una fase intensa de formación cristiana integral; la etapa ritual, que supone una preparación inmediata de catequesis y ritos previos, desarrollada con más intensidad durante la última cuaresma, en la que tiene un lugar de preeminencia la figura del obispo y la celebración unitaria de los tres sacramentos de la iniciación, en torno a la Pascua; y, un momento mistagógico, para profundizar en las consecuencia vitales de los misterios celebrados. Entre los siglos VII y VIII, el modelo catecumenal, podríamos decir que desapareció completamente –su transformación ya había comezado hacia el final del siglo V–. Por entonces en el mundo, al que la Iglesia había sido enviada y cuyos límites identificaba en ese momento con la actual Europa y costas del Mediterráneo –norte de África y este de Asia–, se desarrolla una nueva realidad cultural. A lo largo y a lo ancho de la extensión del imperio romano se va conformando lo que podríamos llamar una societas christiana, en la cual todos son cristianos y en la cual se da plena y automática identificación entre «hombre» y «cristiano», entre la «sociedad civil» –Imperio– y la «sociedad religiosa» –Iglesia–: en este tipo de sociedad «no se puede nacer y no ser cristiano».[10]
Ø Hacia un camino sacramental fecundo, inclusivo y permanente
En la actualidad, en muchas de nuestras comunidades constatamos un cierto “autismo sacramental” en el sentido de la separación entre los sacramentos de iniciación y una cierta noción de
Nos dicen nuestros Pastores:[11] Enseña el Catecismo de
Ø La Iniciación Cristiana como proceso-itinerario.
La gradualidad de este itinerario no sólo se refiere a la prudencia maternal de
Ø La unidad de los sacramentos.
“Los tres sacramentos de la iniciación cristiana se complementan entre sí de tal manera, que conducen a su desarrollo total a los fieles, para que realicen en
La gradualidad del itinerario se ve también reflejada en el catecumenado con sus etapas y en el efecto propio de cada uno de los sacramentos que a lo largo de ella se celebran, completando y llevando a plenitud el proceso de incorporación a la vida cristiana[21].
En virtud del magisterio de
Ø Catequesis y liturgia.
Las celebraciones litúrgicas con las etapas catequísticas forman el entramado principal del itinerario catecumenal.
Catequesis y Liturgia se vinculan y refieren mutuamente en todo el trayecto de la iniciación cristiana y a la hora de pensar y desarrollar una renovación de nuestra pastoral de la iniciación debemos articular y actuar orgánicamente para que nuestros catecúmenos. Catequizandos perciban el mismo deseo de
Es de esperar, pues, una aplicación creativa del Ritual para
Ø El Itinerario Catequístico Permanente: momento articulado y consecutivo a
Al reconocer la iniciación cristiana como un proceso gradual advertimos que llegada la etapa final de la iniciación ésta debe estar articulada en el diseño del proyecto pastoral y en la solicitud de los agentes evangelizadores con las distintas propuestas de acción pastoral y vida comunitaria que ayuden a los neófitos a perseverar en los propósitos que se hayan hecho y a crecer como miembros activos de esa comunidad cristiana particular. Reiteramos: la catequesis necesita del marco y proyecto pastoral concreto.
Los movimientos, instituciones y diversas formas comunitarias –como lo son las pequeñas comunidades de vida cristiana- han de procurar ofrecer, en sus diferentes realidades, ámbitos que posibiliten la paulatina, libre y fraterna integración de los neófitos[23].
Reconocemos una estrecha relación con la definición de catequesis que da el documento Juntos para una evangelización permanente en su nº 50:
"La catequesis es un camino de crecimiento y maduración de la fe en un contexto comunitario-eclesial que da sentido a la vida. En efecto, por medio de la catequesis todos los hombres pueden captar el plan de Dios Padre - centrado en
¿No encontramos una gran relación entre esta definición y lo que venimos profundizando acerca de los itinerarios de Iniciación Cristiana? Sin dudas tendremos que retomar también la lectura del capítulo de Itinerario Catequístico Permanente del mismo documento y que tenemos como asignatura pendiente en la pastoral catequística argentina.[24]
PARA AMPLIAR Y PROFUNDIZAR
Los invitamos a leer, reflexionar y rezar con los textos propuestos en el Anexo que, en orden a la brevedad de este espacio, lo pueden solicitar por mail a aulaabierta@isca.org.ar
REZAMOS LO APRENDIDO
Con palabras del recordado Beato Juan Pablo II:
“Desde siempre, Dios ha pensado en nosotros y nos ha amado como personas únicas. A cada uno de nosotros nos conoce por nuestro nombre, como el Buen Pastor del Evangelio. Pero el proyecto de Dios sobre cada uno de nosotros se revela gradualmente, día tras día, en el corazón de la vida. Para descubrir la voluntad concreta del Señor sobre nuestra vida, hay que escuchar la Palabra de Dios, rezar, compartir nuestros interrogantes y nuestros descubrimientos con los otros, a fin de discernir los dones recibidos y hacerlos producir… El amor de Dios hacia los hombres no conoce límites, no se detiene ante ninguna barrera de raza o de cultura: es universal, es para todos. Sólo pide disponibilidad y acogida; sólo exige un terreno humano para fecundar, hecho de conciencia honrada y de buena voluntad.”
[1] Com de Catequesis y Pastoral Bíblica, Lineamientos y orientaciones para la renovación de
[2] Es decir, forman un sintagma; el diccionario de
[3] Cf. RATZINGER, J. Op. Cit.
[4] DV, 2.
[5] Cf. DA 28 y 131.
[6] LRCIC , Parte II Lineamientos.
[7] LRCIC , Parte II Lineamientos.
[8] Hablamos de camino litúrgico y catequístico, no hablamos de “curso”, ni de “año de catequesis”, ni de “clase de catequesis”, terminología que puede –y de hecho hace- desnaturalizar, o al menos distorsionar el proceso catequístico. El proceso de iniciación cristiana, está marcado por el ritmo gradual de la maduración de la fe y vida cristiana, en una comunidad que acompaña y celebra en espíritu de comunión fraterna.
[9] Tertuliano, Apologeticus pro Christianis XVIII (PL 1,378).
[10] Tesis IC, Introducción
[11] LRCIC , Parte IV Lineamientos
[12] CEC, 1229.
[13] DA 291.
[14] DGC, 79.
[15] Cf. CEC, 1308.
[16] DA 292.
[17]RB, 2.
[18] RICA, 34.
[19] Cf. SC, 71.
[20] Cf. CEC, 1285.
[21] Cf. LG, 11.
[22] “La opción por el retraso de
[23] Cf. DA, 307-313.
[24] Cf. Cap II Juntos para una evangelización permanente, CEA, 1988 en http://www.isca.org.ar/documentos.php
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